También sé que me extrañas y que a todos por orgullo tú engañas.
Sé que si pudieras otra vez me besarías,
pero me conoces y sabes que lo que hiciste esta vez no tiene vuelta:
Me rompiste el corazón, y eso no merece mi perdón (ya no más).
Quizás te preguntes cómo puedo estar tan segura
de todo lo que digo, el truco está en saber
que si miras a alguien a los ojos el tiempo suficiente
descubres hasta sus secretos más profundos.
Y yo en tus ojos más de una vez me he perdido.
Muchas veces traté de descubrir qué hice mal... Me lo pregunté una y otra vez, pero llegué a la conclusión de que yo no hice nada mal. No cometí ningún error, y lo sostengo, ya que lo único que hice fue hacerme respetar ¿Acaso eso está mal? No lo creo.
A veces por miedo a perder a alguien querido, nos dejamos pisotear, no nos hacemos respetar, y no defendemos nuestra postura, pero a una persona que no nos respeta, es mejor perderla que retenerla, porque cuando queremos a alguien, buscamos su felicidad, aunque eso implique alejarnos de su vida, porque ya no tenemos lugar en ella, y lo hacemos nada más y nada menos que por respeto a la felicidad ajena, porque querer es respetar.
No dejemos nunca de respetar a quienes nos rodean, y mucho menos dejemos de hacernos respetar. Que el respeto esté por encima de todas las cosas; no dejemos que la ira y el poder, la ambición y la codicia triunfen.
"Las balas son para matar, y la cabeza para pensar: pensar en que estoy, muy lejos de ahí; y vuelvo a pensar, que estoy buscando un refugio, y me vuelvo a encontrar con la caravana de la soledad"
Cecilia N. Zanoni.
Asegurar que uno no cometio ningun error es inmaduro, pero engañar... eso es cruel.
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