Son tus manos curiosas
Tan juguetonas como cuidadosas.
Tus manos, que derrochan dulzura y picardía
Que acarician mi piel y la erizan,
Que se deslizan por mis miedos
Llevándoselos lejos.
Tus manos, dueñas del pecado
Que despiertan la pasión
Con tus dedos recorriéndome la espalda
Casi con desesperación.
Tus manos, se pasean por mis piernas
Suaves pero intensas,
Sintiendo todo ya
Como si el mundo se fuera a terminar.
Cecilia N. Zanoni
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