Hoy cuando entré a tu casa sin previo aviso, me recibiste con una sorpresita, y me dijiste, ¡FELIZ DIA! Yo me quedé pensando y te pregunté... ¿Día de qué? Me miraste y me dijiste, ¿Cómo qué día? ¡Es el día de la nieta!... Pero yo me pregunto ¿Cuántas veces al año es el día de la nieta? Todos los días para vos...
Todavía no estoy segura de muchas cosas, pero sí estoy segura de lo mucho que le agradezco a la vida haberme puesto en tu camino.
Gracias por cada capricho, por cada palabra, por cada error, por cada abrazo cada vez que me saludás, por saber escucharme aunque a veces no me entiendas, en esos momentos que siento que nadie puede escucharme. Gracias por todos esos mates compartidos, por todo lo que me diste desde que nací, por estar ahí cada vez que necesito unos simples matecitos. Te agradezco por malcriarme como ninguna otra persona podría haberlo hecho. Sos parte de mí y siempre lo vas a ser. Gracias por tu locura, por tus errores, por repetir tres veces la misma historia en menos de una hora, por hacerme ver cada vez que el enojo me enceguese, que mis viejos me aman. Gracias por hacerme las comidas más ricas que en mi vida podría probar, por todas las veces que me hiciste hacer budines, bizcochuelos, aunque después queden ahí por días, simplemente porque yo tenía ganas de cocinar. Desde chiquitita supe que te era imposible decirme que no, pero de grande me di cuenta del corazón enorme que tenés, y de que cuando ya no estés en este mundo, vas a seguir siendo eterna para mi, porque vas a vivir por siempre en mi corazón.
Por ser la mejor abuela del mundo te digo GRACIAS. Sos hermosa, y te amo.
Sé que nunca vas a leer ésto, pero también sé que no hace falta que lo hagas, ya lo sabés. Y estas palabras no logran expresar ni un tercio de lo que siento por vos.
Cecilia Noelia Zanoni.
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