4 de octubre de 2010

"Tú creyendo que me quieres, yo queriéndote creer"


Creer no es a querer tal como querer es a creer.

Querer a una persona implica creer en ella... Pero para creer en alguien no es necesario quererlo.




Quiero que me creas, es que creo que te quiero.
Quiero creer que me quieres porque te quiero;
es decir, creo que te quiero porque creo que me quieres;
pero, me quieres porque me crees cuando digo que te quiero.
No está mal que me creas, es que no miento al decir que creo que te quiero, pero quisiera quererte como creo, para poder creer que me quieres como crees.
(Es que creer no es querer...)

No me creas cuando diga "creo que te quiero", no me quieras cuando diga "quiero que me creas", no me creas cuando digo "creo que te creo", ni me quieras cuando digo "quiero que me quieras".
Quiéreme cuando me creas, créeme cuando me quieras. Créeme porque me quieres, quiéreme cuando te quiera. Te creeré cuando sienta que me quieres, y te querré sin advertirlo antes de creerte.

Muchas veces vivimos de nuestros pensamientos a tal punto que nos olvidamos de sentir.
El verdadero sentimiento no se piensa ni se dice, se demuestra. "Creo que te quiero" es una duda que se expresa en palabras. "Te quiero" es un sentimiento, y no hace falta decirlo, porque se demuestra naturalmente, y éso es lo que a fin de cuentas, valoramos.


Cecilia N. Zanoni.