7 de diciembre de 2012

"No quieras que otros roben tu vida, tu propio siendo, quiere ser ya"


Yo, y nadie más que yo, gobierno mi propia vida.
Puede haber a quien no le guste cómo lo hago,
o puede haber quien quiera manejarla por mí...
Pero al fin y al cabo, mi vida no es de nadie, más que mía.

Suele ser relativo cuando decimos "ésto es mío", "aquello es tuyo"...
Pero yo tengo la certeza de que hay una cosa que sí es mía, y que nadie nunca podrá robarme...
Y éso, es mi vida, porque no hay nada más mío, que mi propia vida.

Yo vivo mi vida, y elijo cómo vivirla.
Éste barco lo manejo yo, bienvenidos sean quienes quieran acompañarme,
pero siempre respetando y aceptando mi forma de vivirla,
y así como yo no intento vivir vidas ajenas, que nadie intente vivir la mía,
porque yo tengo muchas ganas de vivirla.

No tenemos nada más sagrado y nuestro que nuestra propia vivencia, por eso no dejemos que nadie nos diga cómo vivir. Seamos como queramos, animémonos a sentir lo que queremos sentir, y mientras no lastimemos a nadie, no cambiemos nuestra forma de pensar por los demás. 

Si a alguien no le gusta cómo elijo vivir, lo invito a salir de mi vida.







Nadie puede elegir por vos, porque nadie más que vos, va a sentir lo que te toque sentir, ni va a sufrir, lo que te toque sufrir. Por eso, no dejes que te roben la risa.


 Cecilia N. Zanoni

18 de enero de 2012

"No hables de más, escucha el corazón, ése es el cable a tierra"

Generalmente se mete en mi mente quien no lo merece...
Generalmente, pero no siempre.


Abrázame, para sentirme viva.
Abrázame, para poder sentir.
Abrázame, cuando me sienta perdida.

Tómame la mano, cuando me quiera ir...
Tómame la mano y verás, que no me quiero ir.

Mírame, para sentirme cerca.
Mírame, para poder creer.
Mírame, cuando no sepas por dónde ir.

Cierra los ojos y piensa en mi, siénteme aunque no esté ahí.




















Cuando pienso que ya nada tiene sentido,
cuando siento que ya no puedo más,
un par de ojos me dicen que vaya por más
Sus manos desde el cielo me ayudan a mantener los brazos en alto,
esa dulce voz me alienta a seguir.

Su energía se quedó conmigo,
su alma me guía en cada paso.
Él es mi cable a tierra.






Cecilia N. Zanoni